miércoles, 14 de enero de 2009

La General Motors de Brasil despidió a más de 800 obreros

El eco de la crisis internacional demoró apenas un par de meses en llegar a la economía real de Brasil. Ayer el presidente Lula da Silva admitió su fuerte "preocupación" por lo que va a ocurrir en el primer trimestre del año: "Va a ser difícil", reconoció. Hay más: el mandatario previó "convulsiones sociales" como consecuencia de la crisis mundial.

Es que por primera vez bajo su gobierno (inaugurado en enero de 2003) una montadora despide personal. Se trata de la General Motors, que ayer dejó cesantes a más de 800 empleados y operarios. Fue en su planta de San José dos Campos, donde se fabrica el Meriva, el Zafira y el Corsa.

Entre los gremialistas y hasta el Ministerio de Hacienda, las dimisiones cayeron muy mal. Según los sindicalistas, "el gobierno ya tomó medidas destinadas a auxiliar a las automotrices, que involucraron miles de millones de reales. Y ahora ellas le responden dejando sin empleo a trabajadores".

La empresa explicó que se trata de operarios con contratos temporales. Y subrayó que, por causa de la "disminución de la actividad industrial, la previsiones de venta en el mercado interno son revisadas para abajo". También enfatizó que todo esto es "un reflejo de la crisis financiera internacional".

El sindicato metalúrgico, a su vez, indicó que los contratos debían finalizar a mediados de este año y señalaron que la empresa había decidido anticipar su finalización.

Los datos oficiales del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística indicaron ayer que en diciembre 40.000 personas, empleadas en blanco, perdieron sus puestos de trabajo". Otras estimaciones sugieren que la falta de trabajo afectó en verdad a 600.000 brasileños, si se considera a aquellos que trabajan en negro. Y la semana pasada, hubo datos aún más alarmantes: una de las confederaciones gremiales, Fuerza Sindical, estimó que en los próximos tres meses 3 millones de brasileños pueden quedar sin empleo. Para esta entidad, debería pactarse con el sector empresarial un acuerdo para una flexibilización laboral que rija mientras dure la crisis. Pero la Central Unica de Trabajadores, una organización ligada al Partido de los Trabajadores, rechaza esta opción.

El temor, en realidad, es que los "recortes" del plantel de GM signifique el punto de partida de una onda que se traslade a todo el sector. Según el economista Arthur Barrionuevo, de la Fundación Getulio Vargas, "la General Motors produce en Brasil para el mercado interno y, en consecuencia, estos despidos están vinculados a una caída en las ventas en el país que se debe a la falta de crédito". La federación nacional de las concesionarias brasileñas reveló que, en diciembre, las ventas de autos cayeron 16,4% respecto de diciembre de 2007.

Luiz Carlos Prates, secretario general del gremio metalúrgico de Sao José dos Campos, confirmó que ayer comenzaron los paros en la fábrica local. Por ahora, son de una hora por turno de trabajo. Pero, de acuerdo con el gremialista, irán en aumento los próximos días si no se resuelve el conflicto. El ministro de Relaciones Institucionales, José Murcio Monteiro, informó que el gobierno de Lula da Silva tomará decisiones esta semana para garantizar el mantenimiento del empleo mediante el estímulo al consumo. Fue luego de una reunión convocada por Lula con varios ministros y el vicepresidente José Alencar. El ministro Murcio sostuvo que el primer trimestre de este año será clave para medir la temperatura de la "crisis financiera internacional".

Vía: elclarin.com

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